Píldoras – ¿No le vas a mandar antibiótico?

Es una de las frases más escuchadas en las consultas de pediatría.

Sería muy «fácil y rápido» recetar antibiótico para cada catarro, ¿no?

Sin embargo, los pediatras generalmente optamos por explorar, explicar los datos de alarma ante los que se debe volver a consultar, charlar con la familia sobre los mocos verdes y desmontar otros mitos, volver a citar al niño para valorar evolución,…

Si escuchas esta Píldora de «Miel y Limón» entenderás por qué nos merece todo esto antes de mandar antibióticos a la ligera.

Píldoras de Miel y Limón – ¿No le vas a mandar antibiótico? Miel y Limón. Pediatras al micro

Escúchanos, compártelo y suscríbete en: 

🎧 Ivoox (nuestro favorito): bit.ly/ivooxMyL

🎧 Spotify: spoti.fi/34vPwnp

🎧 Youtube: bit.ly/MyLPedYoutube

🎧 Google Podcast: bit.ly/MyLPedGoogle

🎧 Apple Podcast: apple.co/3E1KZ8h

🎧 Podimo: bit.ly/MyLPedPodimo

Transcripción del capítulo (automática, puede contener errores)

Lo sabemos, este otoño invierno está siendo duro en vuestras casas y también en las consultas
y urgencias de pediatría. Con la errucción del COVID, todo fueron cambios en nuestras
vidas. Mascarillas, los niños malos no podían ir a clase, teníamos menos reuniones con
familiares y amigos. Y todo esto afectó también a los virus, que tampoco pudieron circular
a sus anchas. Afortunadamente, vuelve la normalidad, pero quizás nos pilla un poco desentrenados
o desmemoriados y no recordamos lo que era una típica temporada de otoño e invierno
viral. Seguro que en casa ya habéis tenido laringitis, quizás alguna gastroenteritis
y vuestra pediatra os habrá dicho sin dudar. Tranquila, es un virus. De esto ya hablamos
largo y tendido en nuestro capítulo 9. Te recomendamos escucharlo. Pero pensaréis,
¿cómo narice sabemos que es un virus si ya no hacemos ni la prueba del palito para
el COVID? Sencillo, es lo más frecuente con mucha diferencia. Esto no es mera habladería,
es ciencia. Lo sabemos tras muchos estudios que se han realizado en diferentes países
y desde hace años. Un ejemplo sencillo. Imagínate 100 niños, mocosos, con catarro. Pues en
80 de ellos encontraremos que la causa es un virus identificable. Además, hay pistas
concretas, como la presencia de todos y mocos que, sin usar microscopio, nos indican la
presencia probable de estos patógenos, aunque no les podamos poner nombre y apellidos.
¿Y por qué los pediatras no mandamos antibióticos para los catarros? Y es la pregunta del millón,
con una respuesta contundente. ¿Por qué no valen para matar virus?
Los virus son muy escurridizos y apenas disponemos de tratamientos efectivos para ellos. Por
eso no hay fármacos muy eficaces para la gripe, nos ha costado tanto encontrar un tratamiento
para el VIH o incluso se nos resiste a ese herpes que te acompañan en el labio y que
aparece de vez en cuando. Así que, tatúate o graba esto a fuego. Los antibióticos sirven
para matar bacterias, no virus. ¿Y por qué a veces tu pediatra le acaba mandando el antibiótico
a tu hijo? En ocasiones vemos que un catarrón evoluciona
de forma inesperada. La fiebre dura más de los 4-5 días habituales, aparece dolor
de oídos o dificultad respiratoria. Puede ocurrir que alguna bacteria se una a la fiesta
aprovechando ese moco calentito que se ha ido acumulando y que nuestro sistema inmune
está distraído luchando contra el virus. En esos casos sí que precisará consultar
con tu pediatra para descartar posibles complicaciones como otitis o neumonías. No suelen ser infecciones
bacterianas graves, pero sí poder necesitar antibiótico y vigilar su evolución. ¿Y
por qué no los mandamos desde el principio para evitar estas complicaciones y nos dejamos
de tanta tontería? Pues, como hemos comentado, el antibiótico
le hace cosquillas a los virus, es decir, no les hace nada, ni mal, ni bien. Pero su
uso, cuando no está indicado, sí que puede jugarnos una mala pasada. Y es que las bacterias
que nos rondan, aunque no nos infecten en ese momento, son muy listas. Al estar en contacto
con los antibióticos, entren en estrategias y aprenden trucos para escabullirse de su efecto
en futuras infecciones. Es decir, nosotros mismos cuando usamos mal los antibióticos
creamos bacterias resistentes. Además, estas bacterias súper villanas no solo se quedan
en el cuerpo de tus hijos. También pueden pasar a colonizar al abuelo, a tu tía enferma
o al vecino del cuarto. Y creenos, nada nos da más miedo a los médicos, ni te debería
dar a ti más miedo que las bacterias multiresistentes sueltas por tu ciudad. Los expertos nos lo
llevan diciendo años, y de hecho ya tenemos serios problemas con las infecciones por estas
bacterias que están entre nosotros y pueden ser nuestro peor enemigo.
Por lo tanto, si no está indicado un antibiótico, el mejor favor que te puede hacer tu pediatra
y a tu hijo es no administrarlo. Vale, pero ya cuando el moco está verde, pastoso, entonces
sí que habrá que poner antibiótico, ¿no? Y es de las frases más escuchadas en nuestra
consulta y te vamos a dar el secreto del color para que no caigas tú también. Lo primero,
el moco tiene muy mala prensa. Sí, no es muy estético y puede ser incómodo, pero en
realidad es un mecanismo de defensa. En él se pegan como en una telaraña los microbios
que luego expulsamos al sonarnos la nariz. Si la infección continúa, además, nuestras
defensas, en concreto los lóbulos blancos, acuden al moco para luchar contra los dichosos
virus. En ese combate se producen sustancias ricas en hierro que dan ese color verde.
Por lo tanto, si tu hijo tiene mocos verdes, en hora buena, su sistema inmune está sano
y trabajando, aunque vaya con la vela colgando. Entonces, ¿qué medicamento utilizo para
matar a los virus y que nuestro hijo se ponga bueno ya de una vez? En realidad, el sistema
inmune se encarga de matar a los virus de los que hablamos. Eso sí, mientras nuestro
cuerpo se defiende, podemos intentar pasar la lucha un poco mejor. Por eso, utilizamos
fármacos como el paracetamol o el ibuprofeno para aliviar el dolor de garganta, de cabeza
o el mal cuerpo. Los jarabes para la tos y los mocos no sirven para mucho. Gastarás
unos euros y quizás calmas algo a la conciencia. Pero la realidad de los estudios nos dice
que los síntomas mejoran por sí solos cuando van pasando los días independientemente de
estos jarabes. Algunos de ellos, además, pueden tener efectos secundarios muy graves
en niños, por lo que, antes de dárselo a tu hijo, te recomendamos consultar con tu
pediatra. Que por cierto, si alguna vez encuentras
uno en la farmacia que realmente funcione, tú cuéntanoslo, que nuestra vida será mucho
más fácil. Si te ha gustado esta píldora, puedes escuchar más en nuestra web http://www.mielylimompediatras.com
y síguenos en redes sociales para no perderte ni una.

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s